Análisis de John Zamora (Director Revista Zetta).- Estamos en tiempos inmediatos y mustios. Todo es ya y todo se marchita ya. Nada dura. Todo se repite para que tengamos la ilusión que es permanente, durable. ¿Recuerdan que hace un año estábamos en campaña para las elecciones de octubre?
Por cuenta del estado de la ciudad, particularmente los hechos de inseguridad, y el plebiscito sobreviniente, otra vez estamos en campaña.
Vean los nombres: William García Tirado está en campaña. (Ayer para Alcaldía, hoy para plebiscito). Yolanda Wong está en campaña (Ayer para Gobernación, hoy para plebiscito). Fabio Castellanos parece que está en campaña (Ayer para Alcaldía, hoy para ¿Cámara? ¿Alcaldía?). Juan Carlos Gossaín parece que está en campaña (Ayer respaldando a Wong, hoy para ¿Cámara? ¿Alcaldía? ¿Senado? ¿Junta del Edificio?). Andrés Betancourt parece que está en campaña (ayer para la Alcaldía, hoy para “la internacionalización de Bolívar…”). Dumek Turbay está en campaña (Ayer para la Gobernación, hoy por el Si… o por lo menos por el Si Avanza…). Manolo Duque está en campaña (Ayer para la Alcaldía, hoy por todo lo demás). Los grupos políticos todos dicen estar en la campaña del Sí, salvo Centro Democrático que está en campaña del No.
Era de esperarse que el plebiscito, por su naturaleza política y su cercanía en el tiempo, despertara el frente electoral de los partidos. No obstante, es un tema ciudadano que superará la respuesta de las colectividades. Es decir, como no está en juego el pellejo de los jefes políticos sino la decisión política de validar o no el acuerdo Santos-Farc, se supone que habrá mayor conciencia cívica para el voto que los “amarres”.
Pero el clima plebiscitario no ha podido ocultar otro frente de actividad política, y es el de las eventuales candidaturas a la Alcaldía. Suena raro y muy anticipado, pero así es.
Una cosa es la preocupación sana y sincera por los asuntos de la ciudad, y otro muy distinto el querer capitalizar situaciones para ir construyendo imagen y liderazgo. En este contexto, todo lo que diga o deje de decir, o todo lo que haga o deje de hacer Manolo Duque, será usado en su contra.
Vean: en Medellín fue atracada la campeona olímpica Katherine Ibargüen. En Bogotá unos fleteros asesinaron a un joven de 26 años. En Cartagena mataron a Napito Perea por robarle el celular y al Turco Hilsaca le robaron el Rolex cuando cenaba en Bocagrande. En todo el país la delincuencia acecha, y no hay soluciones frente al reto continuo del hampa. Santos se le midió a las Farc pero no ha dicho ni mu sobre la seguridad ciudadana.
Pero en Cartagena, cada caso se le cobra con total saña al alcalde y algunos de los antes mencionados pontifican sobre la “política pública de seguridad que requiere Cartagena”, acudiendo a la nueva moda de hacerse videos y ponerlos a rodar por todas las redes. Es decir, hacer trizas a Manolo y sobre ellas edificar una campaña.
No hay que olvidar que del afán solo queda el cansancio, y que no por mucho madrugar amanece más temprano, como bien lo podrá testificar Quinto Guerra.
Por lo pronto, Manolo va a llegar a su primer año de mandato, con un plan de desarrollo que debe a comenzar a mostrar resultados, con conciencia clara que su fuerza está en la gente y que no puede vacilar ni detenerse a preguntar qué están despotricando sus críticos.
El plebiscito pasará, pero los temas de ciudad quedan. El riesgo está en que los conatos de campaña pasen a ser incendios políticos con número incierto de chamusqueados.