Producir, producir, producir – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 22 de mayo de 2023.- Atribuirle el desarrollo de un país a sus 5 mil años de historia es por lo menos desacertado, bajo esos parámetros el Medio Oriente sería en estos momentos la primera o segunda potencia mundial, podríamos decir Irak, para darle nombre de un solo país, ya que allí, en las márgenes de los ríos Tigris y Éufrates, se supone, es la cuna de la civilización moderna 7 mil años atrás. O África, que según la antropología y la arqueología fue la cuna de los orígenes del ser humano.

Nada tiene que ver la historia de un país en esto, estos como si estuvieran en montañas rusas, suben y bajan a través de los tiempos, sus conflictos internos y externos hacen que no avancen o todo lo contrario, afortunadamente todo esta potablemente documentado en el tiempo, con sus desaciertos, claro que si, porque normalmente la historia la escriben los que ganan, y estos normalmente tienden a distorsionarla un poco, vaya uno a saber en qué punto, pero ya las interpretaciones es otra cosa si podemos detenernos un poco a leer entre líneas.

En lo que si más o menos se están poniendo de acuerdo los que analizan la historia de los países es que durante los periodos de auge y decadencia de estos ha tenido un papel relevante el sistema político que estos poseían, incluso que poseen, ya que estos estudios nos llevan a conclusiones de determinadas zonas del planeta, países quiero decir, donde en tiempos recientes se pueden documentar cientos de casos de países que de repente iban en ascenso y luego por cambios políticos se han sumido en el atraso y en la desgracia.

O viceversa, países que iban muy mal y por cambios en su sistema político, en ultimas en sus sistemas de gestión, han dado un salto exponencial y se han ubicado en lugares de privilegio trayéndole bienestar a sus ciudadanos y a los mismos políticos, por supuesto, que llevaron a cabo esos cambios.

Pero vamos al título de este articulo y lo que nos trajo acá, ¿búsqueme usted querido lector un país que haya salido adelante importando bienes y servicios, haciéndole el negocio a unos pocos, dejando el dinero de sus utilidades en cuentas bancarias en el extranjero y jodiendo toda la producción nacional?

¡Ninguno! 

Si miramos la lista de los primeros 5 países en el top de las potencias mundiales están allí porque sus industrias producen, exportan, productos y servicios, y para volver a lo que dijimos al inicio, estas decadencias de los países por sus cambios políticos, se dan en décadas, no en días, por eso vemos el ascenso de China que empieza a despegar cuando Estados Unidos decidió a traer su producción para acá,  en los 80 y los 90, en esas décadas inicio el camino para dejar de ser un país tercermundista y sus ciudadanos empezaron a enriquecerse y el estado a prosperar.

Vivir de lo que le puedes sacar a la tierra en petróleo y gas tiene unas desventajas a nivel económico porque vuelve a los estados rentistas, crea enfermedades económicas como la holandesa y luego las inversiones, tanto internas como externas se van para esos sectores y se abandonan otros segmentos que requieren más labor y más esfuerzo pero no por eso menos productivos, pero que al final generan más empleo y más ingresos para muchísima más gente.

Mejorar la productividad de un país protegiendo su industria nacional es casi que un estándar, un básico, un inamovible dentro de las medidas que debe adoptar un estado si lo que quiere es salir adelante, nada se avanza importando bienes y servicios y con esto destrozando el tejido productivo de un país.

Y en lo anterior tiene que ver en casi todo las decisiones que toman los políticos, la mayoría de estos, por lo menos en nuestros países de América Latina, se mueven al vaivén de las elecciones, los votos y el dinero, saben poco o nada de economía y están allí porque hablan bien, saben contar historias y del otro lado hay gente que les cree y caen una y mil veces en el engaño, en últimas quienes nos dirigen son mercaderes de la esperanza y las ilusiones.

¿Dónde están los rublos dentro del presupuesto nacional para apoyar la ciencia y tecnología a nivel nacional? Hablo de Colombia, ¿dónde el de creación de nuevos productos de consumo masivo? Donde el de sistemas de transportes? Son tantas las cosas que no nos da la gana de producir porque simplemente no creemos en nuestro producto nacional, creemos por ejemplo que los celulares chinos siempre han existido siempre, y no es así, hace unos días viendo el partido Manchester City y Real Madrid en Inglaterra veía en el estadio la publicidad de las vallas promocionando productos chinos, teléfonos entre otros; marcas que les he visto recorrer el camino desde su nacimiento acá, cuando no los quería nadie, Xiaomi, Oppo, Honnor, Huawei, Vivo todas marcas hasta hace unos pocos años totalmente desconocidas, que iniciaron en talleres vetustos pero que con el apoyo del gobierno y las ganas de crear y producir se fueron posicionando y hoy están dentro de los teléfonos más consumidos tanto en China como en todo el planeta.

Va uno a los centros comerciales, y sí que hay Ferrari, Lamborgini, BMW etcétera, pero al lado están los autos chinos, que tampoco los quería nadie hace solo 20 años y hoy gozan de prestigio a nivel mundial y cada vez los ves más y más, en Colombia compramos y le hacemos el negocio a los otros países, importar es más fácil, pero el hambre y el desempleo es mucho más duro y difícil, ¿para cuándo el carro colombiano? ¿Para cuándo el teléfono colombiano?  ¿Para cuándo la organización de nuestro consumo de alimentos basado en el producto nacional? Ese orgullo por lo nuestro debe ser difundido y enseñado desde el gobierno nacional, no desde la calle hacia el gobierno.

Hace un par de días veía en whatsapp a un señor de Palmar de Varela, Atlántico, que había creado un vehículo de transporte público que funciona con energía solar, qué maravilla, pero este señor nació en el país equivocado, si hubiera nacido en China, Japón o Corea del Sur estuviera dirigiendo una fábrica de vehículos solares apoyado por el estado y dándole las herramientas necesarias para que su invento sea tecnificado, masificado y puesto al servicio del público para uso y interno y de exportación, y, como no, para que fuera orgullo de la producción nacional de todo un país.

«Importar nos hace más pobres; producir lo nuestro, lo que consumimos, y, por qué no, exportarlo, nos genera empleo, ingresos y nos hace más ricos».

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

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