El líder del Siglo XXI – Opinión de Miguel Raad Hernández

Por Miguel Raad Hernández (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 27 de septiembre de 2023.- El CESA – Colegio de Estudios Superiores de Administración con sede principal en Bogotá, bajo la dirección del profesor Aldo Cívico, realizó y publicó una investigación sobre el Liderazgo para este nuevo siglo, que llamó “Informe Liderazgo 360”. El estudio está más orientado a los gerentes y líderes empresariales, pero algunos de sus descubrimientos sirven igual al liderazgo en cualquier ámbito. Los investigadores advierten que vivimos una nueva realidad “más exponencial y profundamente disruptiva. Vamos a ser testigos de cambios de paradigmas económicos, políticos y sociales.” “Somos testigos del cambio tecnológico acelerado que se construye sobre sí mismo”. Y concluyen inequívocamente que nuevos tiempos y nuevas realidades requieren líderes distintos, con nuevas competencias y habilidades, construidas sobre los presupuestos inmanentes del liderazgo que no desaparecen.

El líder del siglo XXI necesita un mix de inteligencias, que exigen un alto nivel de conocimientos complejos e interdependientes. Se necesitan líderes con capacidad de conectarse genuinamente con el otro y de entender “las dinámicas de sistemas complejos”. Se necesitan líderes tecnológicos, que asuman las nuevas tecnologías como un reto a su creatividad y a su intuición. Líderes que sepan adaptarse y anticiparse a los cambios con una velocidad mayor a la exigida apenas ayer. Líderes que actúen con base en los datos, procesados e interpretados científicamente y apoyado en equipos altamente eficaces. 

Llama la atención en el Informe del CESA lo que parecen tratar como una nueva competencia requerida para el líder contemporáneo, la cual es conocida como “inteligencia espiritual”. Aunque el informe no profundiza en qué consiste, los diferentes autores sobre el tema la reconocen como una verdadera humildad asociada a la apabullante realidad que lo desafía. En verdad esta no es una competencia o inteligencia nueva, sino una que es inmanente al liderazgo desde siempre. Fue Santa Teresa de Jesús la que definió la humildad como “estar en la verdad” y me parece muy a propósito citarla, en tratándose de un valor del espíritu que sigue requiriéndose en este nuevo líder del siglo XXI. No es un Super Hombre, por el contrario, es quien reconoce la realidad que hay en la cita de Kempis que Laureano Gómez repetía con frecuencia: «Vanidad de vanidades y solo vanidad. Somos leves briznas de hierba en las manos de Dios». 

También se habla hoy de la necesidad de la dimensión vertical del líder, la cual no es otra cosa que la necesaria madurez, claridad y certeza en los criterios que definen su actuación. Un líder debe tener una tabla de valores que dé sentido a su vida. Debe tener vida interior, debe conocerse a sí mismo y conocer a su Hacedor, que es el verdadero principio de la sabiduría, según decía el Santo de Hipona: “Que te conozca a ti Señor y que me conozca a mí”. Y claro, como se dijo desde el inicio, que sepa encontrarse también con los demás. Será su vida interior su verdadera fortaleza para enfrentar las dificultades. Conrad Adenauer, el autor del llamado “Milagro Alemán” después de la Segunda Guerra Mundial, cultivó su vida interior al punto de ser un asceta que, incluso, llegó a vivir en un convento retirado del mundo, sus vanidades y peligros. 

Finalmente, el pensamiento estratégico, el foco en las soluciones y los resultados, la toma de decisiones oportunas, una cultura organizacional fundada en valores y la sensibilidad social y entrega personal, son reconocidos en el informe del CESA como necesarios para un liderazgo del Siglo XXI.-