Doble amarilla es roja – Análisis de John Zamora

Análisis de John Zamora (Director de Revista Zetta 20 años).- El régimen “impoluto” de William Dau entró en cuidados intensivos y solo una extirpación parece ser la cura. Dos certificados que soportan la hoja de vida de la persona de su más alta confianza tienen mácula de falsedad hasta ahora no rebatida, algo tan grave pero tan grave que solo su separación del poder político podría ser el salvavidas del cuestionado discurso anticorrupción.

Esos postulados se caen cuando se tornan selectivos y caprichosos: lo que otros hagan es corrupto, lo que hagan los míos no. Malandrines por designación.

Que en la hoja de vida de Cynthia Pérez Amador se consignen sendos documentos que luego resultan tachados de falsedad por quienes supuestamente los emitieron, desnuda una voluntad dolosa en donde el fin justifica los medios, y todo para salvar a Cartagena.

Ningún terrícola con esa mancha podría aspirar siquiera a aseador de colegio, mucho menos para el jactancioso título de “Primera Dama”, defendida en repetidas oportunidades por el alcalde Dau como la única persona que merece la máxima confianza del gobernante.

Tan alto valor ha tenido la Dama para el alcalde, que por ella algunas piezas del ajedrez están siendo sacrificadas por cuenta de su OPS de $7 millones mensuales (el alcalde dijo que se liquidaría ese contrato, y la Primera Dama sigue en funciones que registra el equipo oficial de Prensa). La Secretaria General, Diana Martínez, está suspendida por orden de la Contraloría Distrital y no tiene semblante de regreso. La exdirectora de Talento Humano, Marta Carvajal, tiene juicio disciplinario en la Procuraduría.

La continuidad de la señora Cynthia es imposible, tanto por su alto costo político como por la traición a Dau y su discurso. Dau metió las manos por ella y se quemó.

No ha habido hasta ahora una explicación coherente y justificada a los documentos denunciados como falsos, sino se ha acudido a la descalificación y satanización, lo que efectivamente no ha funcionado. Contrario a la tesis del arzobispo Jorge Jiménez, aquí no hay un “linchamiento moral” sino una comprobación del discurso que le dio a Dau la victoria en las urnas: si los corruptos se fueron, se quedaron o llegaron, y en esto la ciudadanía tiene todo el derecho a cuestionar. Es una democracia. Además, no se le cuestiona por “negra”, “pobre o “mujer” sino por corrupta. La ciudadanía merece y exige explicaciones y respeto. Incluso, estamos en disposición de creerle, pero si no da la cara será muy difícil.

Cada “papelito” chimbo, de por sí, era para roja directa… todos sabemos que doble amarilla es roja… salvo que el árbitro sea Dau y esté parcializado. “Árbitro comprao, pito regalao”… ra… ra… rrraaa”.

 

 

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